viernes, 10 de diciembre de 2010

Lo miré, con intenciones de hacer un comentario sarcástico, pero su cara estaba más cerca de lo que esperaba. Sus ojos dorados estaban ardiendo tan solo a un par de centímetros de distancia, y su aliento, frío contra mis labios. Pude saborear su escencia en mi lengua...
No podía recordad la respuesta aguda que, momentos atrás, había estado a punto de darle. No podía siquiera recordar mi nombre.
Él no me dio chance de recuperarme.

1 comentario: