domingo, 28 de noviembre de 2010


Me dejaste entrar. Fue así de simple y así de complejo...

Me abriste las puertas de par en par, y no frenaste el proceso.

Te fuiste desnudando ante mí por voluntad propia.

Por qué lo hiciste, sigue siendo un misterio...

Quizás te habías cansado de caminar por este mundo solo.

Quizás el tiempo te estaba llevando a ver cosas que no querías...

Quizás, quizás, quizás.

Solo sé que de aquellas paredes que parecían impenetrables no quedó nada.

Un simple mito...

Un gran cartel de “ADVERTENCIA” colgando sobre tu frente que se iba cayendo a pedazos…

La vulnerabilidad te envolvió.

Y ahí estaba yo, en el lugar y en el momento correcto.

(Je crois que j'ai eu une synchronisation parfaite)

O quizás fue el destino…

Lo cierto es que te entregaste a mí sin filtros y, en apariencia, sin miedos…

¿Por qué a mí? Si tenías un camino marcado, si estabas abriéndote a otra persona…

Es en esa pregunta que veo lo que signifiqué para vos.

Si sé una cosa: hoy soy más feliz de lo que jamás soñé.

Y me aferro a vos, porque creo fervientemente que estás hecho para mí.

Sos todo lo que necesito, mi amor.

Con un alma como la mía, y una como la tuya, todo puede resultar tan peligrosamente bien…

1 comentario:

  1. Lindo texto.

    Me recordo la historia de alguien que alguna vez me contaron.

    ResponderEliminar