martes, 21 de diciembre de 2010

Quizás fue un momento de desesperación, o debilidad, tal vez ambos.
Pero lo que pasó no hizo nada más que reconfirmarme una cosa: yo te amo más que a nada en el mundo, y te necesito.
Aunque vos no quieras hablar al respecto, aunque haya sido una boludes, necesito pedirte perdón.
Y necesito que me escuches.

1 comentario: