lunes, 2 de noviembre de 2009

Sentada


Sentada, me juzgan.
Sentada, parada, corriendo o caminando, me juzgan.
Y yo lo soporto, como si estuviera bien. Lo soporto con la normalidad de las flores creciendo.
Aunque esté rodeada de gente, aunque tengo a centímetros de proximidad una piel que no me pertenece, estoy flotando en medio de un espacio vacío, en esta esfera invisible y protectora que desaparece cuando salgo de ese lugar.
Afuera, soy mil peces de colores que nadan y se desenvuelven en las aguas de la libertad, pero una vez que estoy adentro me convierto en un salmón cansado,que sucumbe ante la fuerza del agua, un salmón que ya no puede ni quiere nadar más.
Y me miran, de nuevo, con un asco entristecedor.
Me miran burlones, con pena, me miran como si este lugar en el que estoy sentada no me correspondiera en absoluto, como si no tuviera derechos.
Lo soporto con la normalidad de las flores, creciendo. ¿Creciendo cómo,por qué? Así no se puede crecer.
Y yo me pregunto, ¿qué pasará cuando esa pesadilla del adentro se traslade al afuera? ¿Qué pasara cuando me quede estancada siendo salmón?

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