sábado, 23 de abril de 2011


La gran mayoría de las veces, por no decir siempre, soy muy autocrítica. Solía pensar que no estaba "mal", que era algo natural, pero con el tiempo nada me era suficiente. Siempre empujaba las cosas al límite, siempre buscaba dar lo imposible, exigirme en un %150 para que todo saliera tal cual yo queria. Y así empecé a darme la cabeza contra la pared; nada bastaba, nada alcanzaba, nunca era lo suficientemente buena y terminaba dandome por vencida ante esas cosas que no eran la réplica absoluta de los resultados que esperaba. Saltaba de pasatiempo en pasatiempo, los cuales me duraban (a lo sumo) un año cada uno, porque si algo no me salía, entonces yo no servía para eso. Y si no servía para eso, no me gustaba.
Yo sigo siendo autoexigente, en menor nivel, pero entendí que decir o pensar que uno no sirve para algo, es la mayor mentira que podemos decirnos a nosotros mismos. La clave está en cerrar el pico y concentrarse de verdad en lo que uno quiere. Mientras uno ame lo que hace, el resto no importa. Yo no nací sabiendo, ¿y ustedes?.

3 comentarios:

  1. Me sentí super indentificada con esto. Muchas veces cambie de pasatiempos todos los años, ahora soy mas estable (: y confio mucho en lo que puedo hacer.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por dejar tu comentario en mi blog (: siempre me vas a tener acá dando vueltas jajaja, bancame.

    ResponderEliminar
  3. Tercera vez comento e.e ajaja super molesta!

    ResponderEliminar